sábado, 17 de enero de 2009

Hey!

No se si sea mucho pedir que aquellos que logren encontrar por casualidad este blog y lean algo que les haya gustado, me lo hagan saber con algún comentario. De antemano gracias!
Saludos a todos mis amigos, y que empiecen un nuevo semestre (esperando que sea el ultimo) con todas las energías que las pasadas fiestas de fin de año gastaron.
Y también, si ven algo que quieran copiar o guardar para ustedes solo recuerden o investigen la licencia CC(creative commons) y seran libres que guardarlos para ustedes, solo DEJEN UN COMENTARIO por favor. Hasta pronto.

Princesa, con otro principe

En verdad vale para una princesa ofrecer su amor y vida enteros, a un solo caballero de blanco corcel que ha logrado que ella sea libre de su encierro.
Si en verdad ha logrado liberar del encierro a la princesa, NO es justo que pueda disfrutar del mundo que NO habia conocido, NO es justo que el caballero le enseñe las bellezas que el mundo tiene y que la haga reir hasta el cansancio, NO es justo que corran felices por la campiña y se tomen de la mano en los largos paseos por el lago, NO es justo que la abrace cuando el estrellado cielo derrame el frio de la noche, NO es justo que la haga sentir unica, NO es justo que la haga sentir en algun cuento de adas.
NO es justo que ese caballero no sea el mismo que la ha rescatado? ¿en verdad NO lo es?
-Francisco Vera

Cielo Neblinoso

Se diría cubierta de vapor tu mirada;
Tu mirar misterioso (¿es azul, gris o verde?)
Alternativamente tierno, cruel, soñador,
Refleja la indolencia y palidez del cielo.

Recuerdas los días blancos, y tibios y velados,
Que a las cautivas almas hacen fundirse en lágrimas,
Cuando, presa de un mal confuso que los tensa,
Los excitados nervios se burlan del dormido.

A veces te asemejas a esos bellos paisajes
Que iluminan los soles de estaciones brumosas...
¡Y cómo resplandeces, oh mojado paisaje
Que atraviesan los rayos entre un cendal de niebla!

¡Oh mujer peligrosa, oh seductores climas!
¿Acabaré adorando vuestras nieves yescarchas,
Y, al cabo, arrancaré del implacable invierno
Placeres más agudos que el hielo y que la espada?
Charles Baudelaire